10 AÑOS DE FACESONTHEBOX: GRAVITY

Alfonso Cuarón lo ha hecho de nuevo, un director con talento, a la hora de lograr un impacto visual para sorprender de nuevo con Gravity. La película es mucho más que dos astronautas sueltos en el espacio, es una obra de lo mas personal (guión hecho junto a su hijo Jonas) y con más peso dramático a lo que nos tiene acostumbrados el mainstream hollywoodenses de los últimos años y eso que cuenta con elementos de desarrollo mínimo.

Aunque la historia es simple: Dos astronautas, Ryan Stone (Sandra Bullock), que es su primer viaje espacial y el experimentado Matt Kowalsky (George Clooney), quien cumple su última misión antes de retirarse tras un accidente, son dejados solos en la inmensidad del espacio y, sin ningún tipo de contacto con la Tierra, comenzarán así una aventura para regresar a casa, donde cada segundo y bocanada de aire cuenta.

Ya desde el primer segundo de la película resulta imposible quitarle los ojos de encima de la pantalla. La inmensidad del espacio, la calma y el esplendor, con la Tierra al fondo y ambos en uno de los escenarios más abiertos e inimaginables consigue crear una trama claustrofobica con la tensión de estar encerrado creando una sensación de soledad, agobiante y asfixiante.

Cuarón no pierde demasiado tiempo en la historia de los protagonistas que se irá tejiendo en un entramado de supervivencia y superación personal. Filmada con nervio y velocidad trepidante que  no da respiro, el realizador mejicano elige al camino expresionista de la imagen, el Kubrick de 2001: Una Odisea en el espacio. Sobran momentos para la calma, donde el 3D nos maravilla con sus espectaculares imágenes y los grandes momentos de entre los dos personajes.

Ningún diálogo parece puesto al azar y los silencios y la música de corte clásico. Los cumplen correctamente, pues Gravity es más que una sci-fi espectacular, es una película de actores, de personajes, donde hay un tercero: El escenario, el espacio, que es fundamental.

Si no llega a ser la película perfecta es por algún vuelco en el desarrollo de la trama, que la asemeja a un melodrama y film de autoayuda innecesario. Pero si que estamos ante un film que, como pocos, mezcla el impacto con la calma, la tensión con el drama desolador y el esplendor visual con la delineación de personajes.

JOSÉ RAMÓN PALOMAR.-

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